martes, 3 de junio de 2014

Del amor al arte hay un solo paso

Un día no sé cómo, comencé a pintar...
Es la mejor manera que encontré de comenzar, pero no es cierto...
Cuando mis hermanos eran pequeños, no existían los móviles, ni los ordenadores, ni las impresoras.
A ellos les fascinaba mi facilidad de hacer de diminutas imágenes, grandes dibujos.
Y allí los tenían, colgados en sus paredes... Era el pequeño orgullo que se podían permitir, el saber que tenían algo único, que nadie más tendría.
Desde entonces, llevo en la cabeza la frase: "Puede haber mejores, pero como el tuyo, ninguno!!!".
Y no sé las veces que se lo he repetido a mi hija cada vez que le hago, le pinto, le coso o le fabrico algo.
Su ojos de orgullo me recuerda a la de mis hermanos, y me transporta a aquella época en que lo importante no era lo que se tenía, si no la felicidad que se podía sacar de eso...
En otro momento buscaré el principio en mi memoria, ahora me voy a recordar un rato. Voy a intentar reproducir en mi recuerdo aquellos momentos en que ser la hermana mayor me daba cierta reputación, cierta eminencia, sólo por eso, por haber nacido antes y tener unos años de experiencia mas.
Os quiero hermanos!
Os extraño.
 



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